domingo, 21 de diciembre de 2014

(A GUARDA) "GANARÁS EL PAN... por Antolín Troncoso Vicente, libro Festas do Monte, 1957


            Campo y mar en un abrazo fraterno, como corresponde a hermanos que se estiman entre sí, son los factores más importantes de este municipio que, desde Las Mariñas hasta Las Cachadas, se cobija con recato y arrullo a la falda del amoroso monte Santa Tecla.
Surca el marinero en un afán consuetudinario el anchuroso Océano Atlántico para ir trazando con el timón de su barquichuelo el surco de una vía que le lleva hasta el punto estratégico en el que tenderá sus redes en busca del preciado pescado que, después en los mercados, ha de significar el sustento de su hogar, siempre al vaivén de un precio remunerador.

Surca también el labrador con su azadón –ya que la pequeñez de sus predios hortícolas no permiten el empleo del arado y del tractor que avanzan y facilitan el esfuerzo físico de los braceros- los senderos de la superficie plana, cargada de humus, para que el tiempo preñado de benignidad haga fructificar la semilla que a plazo fijado ha de colmar en granado fruto y reportar mazorcas de maíz, patatas y habichuelas al hórreo y al cabanón, verdaderas huchas en las que se acomodan los ahorros.

Ojo avizor otean ambos factores del trabajo –el marinero y el labrador- pesado y rudo, como señaló el Señor a nuestro padre Adán en el Paraíso Terrenal: “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”, los vaivenes del tiempo o la dirección de los vientos, confiados en las formas de las nubes –cirros o cúmulos- o en la limpidez del firmamento el presagio infalible de la lluvia regeneradora y fertilizante o en la proximidad de los días limpios y hermosos de sol radiante.

Y pescadores y agricultores, prolíficos ambos en la senda trazada de la multiplicación de la especie, tendiendo con amor sus brazos hercúleos a los que en comercios y oficinas, industrias o múltiples facetas del cotidiano vivir contemplan la colmena de una villa grande y próspera, fronteriza con Portugal y flecha avanzada en el continente europeo hacia las Américas, sin alharacas de estridencia y al compás de un orden ejemplar, ceñidas las costumbres a a los cánones de la más sana moral, aciertan una y otra vez en el transcurso y decorrer del año a organizar festivales y diversiones en los que la mayor alegría y el buen humor desbordan el vaso y brindan al cuerpo un descanso reconfortador, balsámico que jamás es óbice para que al día siguiente de la festividad todos al unísono estén en pie, “al pie del cañón”, empuñando la herramienta de su profesión o pulsando las teclas de la máquina de escribir o anotando los cálculos que en la oficina obliga la operación aritmética.

Así se hace Patria y se rinde culto al trabajo. Símbolo y ejemplo. Obligación y deber cumplidos. Como los buenos y de los buenos lo mejor, lo más selecto.

Por eso los guardeses nos sentimos rebosantes de orgullo.

LA GUARDIA. LEMA, Trabajo y diversión.


                                                                                              Antolín Troncoso Vicente

Publicado no libro das Festas do Monte de 1957

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