jueves, 24 de octubre de 2013

HISTORIA DE LA GUARDIA, SUERO YAÑEZ DE PARADA

SUERO YAÑEZ DE PARADA

Ha sido indiscutiblemente Señor de La Guardia, como lo confirman las frases ya mencionadas de la donación del Monarca D. Enrique II al Obispo tudense: “et otrosi vos damos la villa de La Guardia, la cual era de Suer Yanz de Parada et vos la damos con todos sus términos e cotos e alfoz, según él la había”.

Fue Don Suero uno de los principales caballeros de Galicia en tiempo del Rey de Castilla D. Pedro el Cruel, o el Justiciero, como otros le llaman. Lleva D. Suero en los documentos antiguos los apellidos Eans, Eannes, Ons, Oins, Yáñez, Yanize, Iñiguez, que son sinónimos y de Parada por el señorío del castillo y tierra de Parada, no la del Miñor, sino la de las Achas (Cañiza) como afirma mi docto amigo D. Casto Sampedro en sus “Documentos, etc. para la historia de Pontevedra (p. 397, t. II).

Como ya hemos dicho estuvo casado con Dña. Mayor o María Pérez y Sorred de Sotomayor, hija de D. Pedro I Alvarez de Sotomayor y de Dña. Elvira Eannes Mariño, señores de dicha casa.

D. Suero Yáñez de Parada era íntimo amigo de D. Fernando de Castro y con él aparece siempre en los actos más significados de la vida agitada de aquel. En las célebres vistas verificadas en 1354 en Tejadillo, que es a media legua de Toro, asistieron con otros muchos magnates, entre los cuales se hallaba también Fernán Yañez de Sotomayor su próximo pariente, conjurados todos ellos clandestinamente contra D. Enrique el de Trastámara, y abrazando ambos decidida y lealmente la causa de don Pedro.

Dice en la crónica del Rey D. Pedro el escritor D. Pedro López de Ayala que “Suer Yáñez de Parada era un caballero de Galicia que quería mal al Arzobispo compostelano”. A la llegada del monarca a Galicia en junio de 1366, Suero Yáñez entró en el Consejo de Monterrey y días más tarde, juntamente con su amigo Fernández de Castro y los funestos Mateo fernández y Juan Diento a otro Consejo presidido por el mismo D. Pedro, en que se decidió a éste a que ordenase la muerte del Arzobispo, que tuvo lugar en la tarde del 29 del mismo mes.

Tuvo D. Suero mucha amistad y valimiento con aquel monarca siéndole fiel y constante, así en la paz como en la guerra, y no solo en los asuntos en que era lícito su aplauso, sino también en aquellos en que se mezclaba el sacrilegio. Y en efecto tomó parte en el consejo aquel y guió a D. Pedro al asesinato del Arzobispo de Santiago D. Suero Gómez de Toledo y de su Dean D. Pedro Alvarez (1366), como medio de terminar el arrai-go que D. Enrique de Trastámara, su hermano, tenía en Galicia, merced a su señorío sobre gran parte de esta región y por su amistad íntima con infanzones, señores y prelados, entre los cuales era uno de los más significados e influyentes, el Arzobispo de Santiago[1].
En el año siguiente de 1367 asegura el M. Gándara que D. Suero acompañó al monarca D. Pedro en la batalla que dio contra su hermano D. Enrique, en Nájera el 3 de agosto y que para esta guerra levantó D. Suero banderas en Galicia por el Rey D. Pedro y sacó 1500 infantes y 500 hidalgos de a caballo pertenecientes a familias de conocida nobleza en la antigua provincia de Tuy y comarca de Pontevedra, todos bajo su mando y de su alferez Gaspar Pazos de Proben, su sobrino.


Por estos títulos y servicios le confirió el rey D. Pedro el Adelantamiento Mayor de Galicia, juntamente con este título tenía el señorío de Parada y el de La Guardia y su jurisdicción. Ignoramos si este último dominio jurisdiccional lo poseía por donación del monarca o si lo tenía por el matrimonio con la hermana de Payo Sorred de Sotomayor, último señor o Conde de Turonium.

Varias son las referencias que a este señorío de D. Suero hemos hallado en documentos antiguos llegados a nuestro poder.

Uno de ellos y el más interesante es una carta dada en 4 de marzo de la era 1396, año de Cristo 1388, y dirigida al Concejo y Alcalde de La Guardia para que no echase tallas a los Monasterios de Oya, Barrantes y Tomiño. Decía la misma carta que de los cinco mil maravedis que esta villa había de pagar a Suero Yáñez por razón de dicho señorío, no había de pagar nada al convento de Oya, contra el parecer de la justicia de La Guardia que quería obligar a este a pagar trescientos maravedis, porque decía tenía la mayor parte de las avenencias[2].

Muerto D. Pedro en marzo de 1369 a manos de su hermano D. Enrique, en Montiel, guardó D. Suero a su memoria la misma lealdad con que le había servido en vida, y en unión de su inseparable D. Fernando de Castro, ambos habían acompañado a D. Pedro a la misma tienda en que sucumbió víctima de su hermano y antes que sujetarse al dominio de éste, prefirieron huir a Portugal.

Proclamado D. Enrique rey de Castilla, muchos le calificaron de indigno usurpador. Entre ellos se encontraba D. Fernando, rey de Portugal. Estimulado éste por los partidarios de D. Pedro, y entre ellos por D. Suero Yáñez de Parada y D. Fernando de Castro, a mediados de este mismo año invadió Galicia, entrando por La Guardia, Goyán y Tuy, llegando con sus huestes a La Coruña. La presteza con que D. Enrique acudió a combatir a sus enemigos, obligó a los partidarios de D. Fernando a retirarse a Portugal, quedándole sin embargo fieles Tuy, La Coruña y La Guardia, donde dejó guarniciones; la de Tuy bajo Alonso Gómez de Liria. Con él estaban Men Rodrígues de Sanabria y otros caballeros.

Apoyados D. Fernando de Castro y D. Suero en las fuerzas que le quedaban leales dentro de Tuy y La Guardia, siguieron enarbolando allí la bandera de los adversarios de D. Enrique y de allí salían frecuentemente para tener en constante alarma la comarca gallega, llegando con sus correrías hasta las tierras de Santiago. El Arzobispo de santiago en 1372 a la sazón D. Rodrigo de Moscoso, castigó al de Castro privándole del cargo de Perdiguero Mayor de Santiago, y al señor de La Guardia D. Suero Yáñez de Parada quitándole los préstamos y tierras que tenía en la Iglesia Compostelana.

Poco tiempo después de estos sucesos cayó D. Enrique sobre Tuy y al cabo de un mes, poco más o menos, 1372 pudo entrar en ella victorioso[3]. Estos sucesos obligaron a D. Suero a retirarse definitivamente a Portugal, donde falleció hacia el año 1390. Sus cenizas fueron trasladadas más tarde a un monumento que llevaba el título de la propiedad de Suero Ons de Parada en el convento franciscano de la ciudad de Pontevedra.

D. Suero y su mujer D.ª Elvira fueron dueños del Coto de Salcedo y de otros muchos bienes en Pontevedra y sus cercanías.


La donación de D. Enrique al Obispo de Tuy en 1370, puso término al señorío jurisdiccional de D. Suero sobre la villa de La Guardia y su jurisdicción.



[1] Como entre mis lectores no han de faltar quienes hayan saboreado con delectación el famoso drama histórico de Ramón Rúa Los Churruchao, o asistido a su representación o el de Daniel Balaciart, o leído las páginas de Vesteiro Torres y de algún otro escritor popular relacionado en este asunto, creo de justicia recordar aquí que el calificativo de histórico que aquel drama llevase un sarcasmo a la Historia y un escarnio a la verdad, que causa desprecio y repugnancia, y revela la ignorancia de nuestra historia regional en quien se hace eco de aquella fábula y en quienes aplauden aquel esperpento literario. A unos y a otros brindoles solamente la lectura del eximio historiador gallego Sr. López Ferreiro en su cap. VII del tomo VI de su Historia de la Catedral de Santiago, las páginas que Murguía dedica a este hecho en su Galicia y las de los números 25 al 27 de la Galicia Diplomática del erudito investigador gallego Sr. Barreiro de W., de  cuya parcialidad nadie sospechará. La leyenda de los amores del Arzobispo D. Suero con la madama de la familia de los Churruchaos y de su asesinato, de un personaje anónimo de la familia de los Deza, son un atentado a la historia y un absurdo de fantástica ficción. Venganzas políticas son las causas únicas que armaron a los asesinos de aquel Prelado.
[2] Cax. 5, leg. 48, n.º 86 del Archivo de Oya.
[3] Cap. I, año VII de la Crónica del Rey de Castilla D. Enrique II, por Ayala.

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